Impulsado por el obispo de San Juan de Cuyo, Marcolino del Carmelo Benavente, y por Ángela de Oliveira Cézar de Costa, el monumento simboliza la amistad y paz entre ambas naciones tras la resolución pacífica de un conflicto limítrofe.
Inaugurado el 13 de marzo de 1904, el monumento recuerda un momento crucial en la historia de ambos países, que estuvieron al borde de la guerra antes de alcanzar un acuerdo. La frase del obispo Ramón Ángel Jara, pronunciada durante la inauguración, resume su significado: “Se desplomarán primero estas montañas, antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor”.
El monumento fue declarado Monumento Histórico Nacional y Patrimonio Cultural de la Nación Argentina en 2003. Una réplica de la escultura también se encuentra en el Palacio de la Paz en La Haya, sede de la Corte Internacional de Justicia, destacando la importancia de esta obra como símbolo universal de paz y hermandad.
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