Cementerio de Andinistas

El Cementerio de los Andinistas, también conocido como Cementerio Andinista, es un monumento que rinde homenaje a quienes perdieron la vida en el desafío de ascender o descender el Cerro Aconcagua.

Este cementerio tiene sus raíces en los días de construcción del Ferrocarril Trasandino Los Andes-Mendoza, cuando albergaba los cuerpos no reclamados de trabajadores y funcionarios ferroviarios, entre ellos el doctor Eduard J. Cotton, quien falleció mientras combatía la difteria entre los obreros.

En 1928, el cementerio acogió los restos de Basil Marden, un andinista británico encontrado congelado en la montaña tras fallecer en su intento de ascenso, marcando el comienzo de una nueva etapa como cementerio para montañistas. Con el tiempo, se convirtió en el lugar de descanso final de destacados andinistas y figuras de la región, como Juan Stepanek, Juan Jorge Link, y el General Nicolás Plantamura, entre otros.

El cementerio ha evolucionado en tres etapas: la inicial, dedicada principalmente a trabajadores ferroviarios; la segunda, en memoria de los andinistas que perdieron la vida en la montaña; y la última, reservada para quienes han solicitado ser sepultados en este lugar como un tributo a su amor por los Andes.

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