Todas estas características únicas se pueden apreciar en los cuatro espacios con los que cuenta Atamisque en sus más de 1000 hectáreas. Estos son Finca Atamisque, Bodega, Estancia Atamisque y Estancia La Alejandra. Ubicados a escasos kilómetros entre sí, en cada uno de ellos se ofrecen experiencias cautivadoras.
Otro atributo importante de Atamisque es el respeto por la naturaleza, el cual se refleja en los establecimientos que hospedan a los visitantes. Los mismos están construidos en perfecta armonía con el ambiente que los rodea y es por esto que es común avistar vacas, zorros, liebres, caballos, jabalíes, cóndores, águilas moras, chimangos y pumas en su ambiente natural.
Auténticos valores de la vida de campo
Una arboleda de álamos da la bienvenida a la primera parada: Bodega y Finca Atamisque. Allí, el turista, se encontrará con todo un proyecto diversificado de interesante filosofía que su propietario, John Du Monceau y su esposa Chantal, invitan a conocer y disfrutar.
La finca cuenta con un total de 740 hectáreas y es donde está la parte principal dirigida al turismo ya que se encuentra el restaurant Rincón Atamisque, seis lodges y la cancha de golf.
La decoración de los lodges responde al criterio estético de Chantal. El estilo que predomina es el vintage con colores neutrales y el espacio está rodeado de amplios ventanales. De este modo, quienes se lucen en todo su esplendor son la montaña, el valle y el sol.
Por su parte, en la Bodega, se producen 600 mil litros de vino anuales. Los productos se comercializan en vinerías de Mendoza y también se exportan a Buenos Aires, Santa Fe, Uruguay, Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Brasil, España y Francia.
Cada lugar tiene su identidad
Luego pasamos a Estancia Atamisque. En este sector, emplazado a 1980 metros sobre el nivel del mar, se encuentran los siguientes espacios: el Club de Vinos, el Club Ecuestre, la Bodega John Du Monceau y las Villas.
En el Club Ecuestre se realizan eventos corporativos, sociales, culturales y solidarios. La decoración de la caballeriza es inigualable, ya que alberga muestras de reconocidos artistas locales. Actualmente, los visitantes pueden deleitarse con las obras de Eduardo Hoffman, artista plástico mendocino de gran proyección mundial.
El Club de Vinos es otro gran atractivo de este sector. Allí tiene lugar una actividad que es el maridaje mensual en el cual se convoca a un enólogo, miembro del club, para que presente sus productos. Luego, el chef Rodrigo Lucero, elabora un menú que maride a la perfección con el vino presentado. Cabe destacar que cada bocado se prepara con ingredientes autóctonos de la provincia.
Por otro lado, en Estancia Atamisque, se sitúa también el encantador Hotel de Cielo. El mismo cuenta con 14 alojamientos que están distribuidos en distintas partes de la propiedad. También tiene espacios comunes ideales para conocer y entablar amistad con personas de diferentes partes del mundo.
Un estilo de vida con vistas a Los Andes
Llegamos a la última parada: Estancia La Alejandra. Este sector es ideal para quienes quieran vivir una experiencia inolvidable al pie de la Cordillera de Los Andes. Sus propietarios la catalogan con el espacio más criollo de Tierras Atamisque.
Casa Gaucha, ubicada en el corazón de la Estancia, rescata la identidad de la localidad tupungatina de La Carrera. El alojamiento que brinda cuenta con dos habitaciones. Su interior está organizado de tal manera que el visitante, al despertar luego de una noche reparadora, lo primero que observe es el imponente Cordón del Plata en todo su esplendor. También, el viajero, puede hospedarse en Los Ranchitos. Estos son lodges ubicados en lugares con vistas privilegiadas a la Cordillera.
Entre las actividades que se pueden realizar en la Estancia se destacan las cabalgatas y caminatas por bosques y senderos. También se dictan clases de cocina, tango y folclore que hacen que el turista experimente una auténtica vida de montaña.
Para conocer más sobre Tierras Atamisque ingresar a https://tierrasatamisque.com/
