Construida entre 1750 y 1780 por la familia Molina, una de las más influyentes de la época, esta casona criolla fue el centro de una extensa estancia agrícola y ganadera.
Su nombre proviene de las cuatro bóvedas de adobe que coronaban su techo, una técnica constructiva altoperuana utilizada en Cuyo ante la escasez de madera.
La propiedad llegó a tener tres cuerpos en forma de “T”, producto de sucesivas ampliaciones, y fue frecuentada por figuras destacadas como el general José de San Martín y sus oficiales. Según la tradición, el 6 de enero de 1817 se celebró allí una gran fiesta para despedir al Ejército de los Andes antes del cruce de la cordillera.