Los olivares, cultivados con dedicación y respeto por la tierra, producen cinco monovarietales y dos blends de aceite de oliva virgen extra, todos con certificación de Indicación Geográfica (IG). Cada variedad captura la esencia del terruño mendocino, reflejando en sus sabores y aromas la riqueza del entorno. Este proceso, guiado por la tradición y la innovación, permite ofrecer un producto de excelencia que conecta la mesa con la naturaleza que lo inspira.
Flormia de Finca Divisadero
En Flormia, el olivo es el protagonista de un paisaje árido transformado en un oasis de vida.