Construida a mediados del siglo XX, su estructura original se conserva con detalles distintivos: techos de tejas españolas, rejas de hierro forjado y molduras decorativas que evocan el espíritu de las casas señoriales de la época.
Durante décadas, este edificio fue testigo del crecimiento de la zona, funcionando como residencia y luego como espacio comercial. La puesta en valor respetó su esencia, integrando materiales modernos sin perder la calidez y elegancia de su arquitectura original.
Hoy, este espacio no solo alberga una propuesta gastronómica contemporánea, sino que también invita a disfrutar de un ambiente con historia, identidad y carácter propio.