Chalet Gargantini

La Bodega Gargantini nació a principios del siglo XX, de la mano del inmigrante suizo Bautista Gerónimo Gargantini, quien junto a Juan Giol fundó primero “La Colina de Oro”. Tras la separación de esa sociedad en 1911, Gargantini levantó en Rivadavia un proyecto monumental que llegó a ser uno de los más grandes de Sudamérica.

Con más de 1.500 hectáreas de viñedos y 120.000 olivos, la bodega producía vinos, espumantes y aceites que se distribuían en el país y el mundo. Además, fue un símbolo de modernidad, con cavas subterráneas, maquinaria de última generación y un sistema social que incluía escuela, maternidad, iglesia y viviendas para sus trabajadores.
Durante sus décadas de esplendor, Gargantini llegó a emplear a más de 2.000 personas y producir 50 millones de litros de vino por año. Sin embargo, la crisis vitivinícola y los cambios económicos de los años 70 y 80 llevaron a su declive, hasta que en 1982 fue vendida y dejó de producir. Hoy, la bodega se conserva como un edificio histórico, testigo silencioso de una época de sueños, progreso e innovación. Su legado permanece vivo en la memoria de Rivadavia y en los proyectos culturales y turísticos que buscan rescatar su historia para las nuevas generaciones.
Actualmente, la bodega se encuentra en proceso de recuperación. No es posible visitarla de forma regular, aunque el espacio abre sus puertas en ocasiones especiales para eventos turísticos y culturales.

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