En 1930, fue vendida a "La Superiora Viñedos, Bodegas y Expendios SA". Actualmente, la propiedad es de la familia Laborde, gracias al sueño de una maestra rural que, al transitar estas tierras camino a la escuela en 1974, vio la oportunidad de crear un espacio de esperanza rural. Ese año, su padre adquirió una parcela de la finca, iniciando así este proyecto. A lo largo del tiempo, la casa ha sido parcialmente modificada y actualizada en cuanto a servicios, preservando su esencia histórica.